Encadenaba con su inmensa necesidad de amor, cun su necesidad de negar su propia agresividad que es bastante grande y dirigida hacia ella misma.
Al cabo de ocho días dio señales de vida, callando el lugar donde se encontraba. De nuevo tres semanas más tarde: «No puedo decirte dónde estoy, no me drogo y pronto volveré a París».
Una semana después, siempre sin saber su paradero: «Ven a buscarme lo más rápidamente posible. No digas nada a papá, no quiero que sepa nada, a causa de Michel y de la policía». En el intervalo, lo había ayudado a escapar del hospital en el que lo habían internado.
0 comentarios:
Publicar un comentario